martes, marzo 28, 2006

Algo de nuestros antepasados Mapuche


A la llegada de los españoles, los Mapuche ya ocupaban la zona entre el Itata y el Toltén. Se autodenominaban Mapuche, Mapu: tierra y Che: gente. Es decir, gente de la tierra. De ahí el fuerte sentido de pertenencia a la tierra, la Ñuke Mapu (Madre Tierra), que tiene el pueblo mapuche. Los españoles les dieron el nombre de araucanos, una designación del lugar en donde ellos fundaron el fuerte. Cabe destacar del pueblo mapuche, no solo su tradición de pueblo guerrero, sino igualmente su rica producción artística en campos tan variados como la literatura, la pintura, la escultura, el teatro y la música, producción que, sustentada en la pertenencia a una tradición ancestral y a una profunda relación espiritual.
La mujer mapuche era el soporte económico de la comunidad araucana, asumía la mayor parte de las tareas, como la crianza de los niños, el cuidado de la casa, la preparación de los alimentos, el vestuario y las siembras. Un padre que tuviera varias hijas podía sentirse afortunado de contar con abundante mano de obra. Todavía es posible observar en el campo, el abnegado trabajo de la mujer mpuche.
La religión de este pueblo poseía un claro sentido animista, es decir, la atribución de espíritus a la naturaleza animada o inanimada, capaces de generar tanto el bien como el mal. Para estar protegido, el mapuche invocaba al Pillán, Dios Supremo y creador de todas las cosas, que moraba en los volcanes.